La alegría, calma, el amor… son emociones que todos queremos experimentar porque nos hacen sentir bien, sin embargo, la tristeza, el enfado, el miedo o la ansiedad son emociones que, por regla general, tratamos de reprimir o nos cuesta gestionar adecuadamente.

ansiedad tratamiento

¿Por qué nos cuesta gestionar emociones como la ansiedad?

No se comprende la función de la ansiedad

ansiedad exámenesLa ansiedad es una emoción que todos experimentamos en mayor o menor intensidad. Pero en muchas ocasiones, nos cuesta reconocer su origen o la forma de manejarla, creando en nosotros cierta indefensión cuando surge. La ansiedad es una señal que aparece para alertarnos de que hay alguien o algo con lo que no estamos satisfechos y puede suponer una amenaza en nuestra vida.

Por ejemplo, suspender un examen no es algo mortal en nuestra vida, pero nuestra interpretación sí puede serlo. Se convierte en un problema cuando el adolescente o el niño piensa que suspendiendo el examen, le castigarán o decepcionará a los demás o se sentirá un fracasado. Te dejo un artículo en el que hablo sobre la ansiedad por exámenes.

No estás en sintonía con lo que sientes y piensas

Ignorar y reprimir nuestras emociones, sólo consigue que ese sentimiento se mantenga en el tiempo y en muchos casos acabe desbordando a la persona que siente esa ansiedad. En muchos casos, no es hasta que hay un ataque de ansiedad cuando las familias o los jóvenes reaccionan.

Se tarda en pedir ayuda

A veces, no es porque las personas se resistan a pedir ayuda, sino porque consideran que es algo interno que tienen que resolver ellos mismos. Aunque si utilizamos las mismas herramientas ineficaces, es difícil que puedas obtener resultados distintos. La ansiedad leve es llevadera y dura poco tiempo. Tiene la ventaja de estar atento/a en un momento puntual. Sin embargo, cuando se sigue en ese estado de forma prolongada (por lo menos 6 meses), se habla de un trastorno de ansiedad. Te dejo un artículo dónde respondo a la pregunta ¿los niños pueden tener ansiedad o depresión? y también un vídeo sobre la ansiedad y el coronavirus:

 

Caso real de Finales Felices: Ansiedad generalizada, síntomas y tratamiento.

Si nos sigues desde hace tiempo, sabes que nos gusta dar a conocer alguno de los casos que tratamos en el estudio. Nadie mejor que los propios protagonistas para hablarte de sentimientos y de cómo ha sido su proceso. Quizás es parecido al que estás viviendo ahora y te ayuda a afrontarlo de una forma distinta. Así que, te dejemos con esta historia relacionada con la ansiedad:

ansiedadLlegué a Ayudarte en un momento crítico. Llevaba nueve meses sufriendo una ansiedad que me desbordaba, con continuos ataques de pánico y que me impedía llevar una vida normal. Lo que antes parecían acciones mecánicas, fáciles, cotidianas como coger un autobús o ir al cine, se habían convertido en metas imposibles, que conllevaban estar pensando en ellas durante semanas, temiéndome su llegada, viéndome incapaz de salir de mi -cada vez más reducida- zona de confort.

Estuve sufriendo durante casi un año hasta que me di cuenta que ya no podía más, que, aunque me sentía débil y fracasada por estar así cuando no tenía ningún motivo para ello ya que mi vida era fácil y cómoda, había llegado el momento de pedir ayuda.

Ayudarte no fue mi primera opción, ya que no lo conocía. Primero fui a un psiquiatra particular, que me dio una medicación que si bien palió los síntomas y me hizo pensar que todo había pasado, solo consiguió enmascarar y tapar los síntomas, sin tratar el problema desde la raíz. Sin resignarme a estar con pastillas toda la vida, llegué a Ayudarte.

La primera visita supuso un punto de inflexión. Llevaba nueve meses repitiéndome que todo era culpa mía, que no era lo suficientemente fuerte, que todo el mundo era capaz de llevar su vida sin ningún problema y que yo debía de hacer lo mismo.


Nueve meses de sentir que no había salida, que tenía que acostumbrarme a cancelar planes, a sentir el corazón desbocado cada vez que salía de casa, que no podía tomar ninguna decisión sin pensarlo dos veces, el día a día se me había hecho imposible de aguantar.

Sin embargo, con incredulidad y desconfianza conocí a Nuria, que ya en esa primera sesión me dice que no pasa nada, que trabajaremos con el problema y que lo solucionaremos. Tan simple, y complejo, como eso.

La seguridad que me trasmitió fue brutal. Ella estaba tan segura de que mi ansiedad podía controlarse que no me quedó más remedio que empezar a creerlo yo también. Había perdido muchas amistades por la ansiedad, y había tenido innumerables discusiones, porque es un tema tabú totalmente desconocido. Con Nuria, encontré por fin una persona que me entendía. Ella sabía por lo que estaba pasando y no hacía de menos mis sentimientos, sino que me daba esperanza. Me quitó un peso de encima enorme.

El viaje no fue sencillo. Estuve un año trabajando semana a semana en ello, analizando qué me había llevado a esa situación y entendiendo que la ansiedad era solo la superficie del problema y que no había aparecido en mi vida sin más. Tenía que prestar atención a las señales: la ansiedad era un indicador de que algo no iba bien.

ansiedadPoco a poco fui haciendo pequeños cambios en mi rutina y en mis relaciones, liberándome de cargas que me impedían avanzar y que suponían un peso mental que me había hecho venirme abajo.

Tomé las riendas de mi vida, me conocí a mí misma en profundidad, y en lugar de ocultar y negar mi ansiedad, la comprendí. No era mi enemiga, sino un sentimiento más como cualquier otro, que había que sentir en determinados momentos sin dejar que me desbordase.

Nuria me dio una serie de técnicas con las que conseguí controlar los ataques de ansiedad. Eso me proporcionó una seguridad en mí misma e hizo que cada vez se espaciasen más en el tiempo. Ese creo que es su mayor logro, no “eliminar” la ansiedad, cosa imposible, sino darme las herramientas necesarias para lidiar con ella cuando vuelve a asomar la cabeza.

Saber que si en algún momento vuelvo a pasar por una etapa así dispongo de los recursos necesarios para volver a reconducir la situación me da una tranquilidad inmensa. Y si no lo consigo por mí misma, sé que siempre tendré a Nuria ahí para recordármelo y ayudarme una vez más.

Cada vez que alguien nos cuenta su historia, nos sentimos orgullosas sobre cuál ha sido su proceso y lo mucho que han aprendido. ¿A ti te pasa o te ha pasado una historia similar? Cuéntanos tus dudas y tu experiencia en comentarios. Y si nos quieres hacer felices,compártelo en tus redes sociales. Quizás, esta historia puede cambiar la forma de afrontar la ansiedad en otras personas de tu alrededor.

 

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