La primera pregunta que se preguntan muchos padres es ¿Qué hemos hecho mal para llegar a esta violencia familiar en casa? ¿por qué nuestra vida parece sacada de un capítulo de hermano mayor? Si el único error parece haber sido el de haberle querido mucho, no se entiende que de repente esté gritándote, amenazándote o insultándote cuando sólo le has puesto un límite de hora para volver a casa. Así que en el artículo de hoy pretendo explicarte el porqué de estos comportamientos.

 

No hay muchas investigaciones sobre el tema ni podemos hablar de estadísticas periódicas en nuestro país, sin embargo algunos de los datos más recientes proceden del estudio de Calvete y sus colaboradores (2011) en el que se diferencia entre violencia física y verbal, y donde se concluye que el 85% de los adolescentes de entre 12-17 años ha gritado, insultado o amenazado con pegar a sus padres alguna vez, y el 10% lo ha realizado a menudo; respecto de las agresiones físicas como abofetear, golpear con objetos y dar patadas o puñetazos, el 5% afirmó haberlo realizado alguna vez, y el 2% a menudo. Y estas cifras aumentan cada año, pero no es cuestión de alarmarse. En mi opinión sucede como la violencia de género. Son situaciones que se consideran que deben vivirse en la más estricta intimidad del hogar porque visibilizarlo genera en muchos padres vergüenza, culpa (porque aún piensan que han sido ellos los que han hecho algo mal y quizás hasta se lo merecen) e incluso miedo a la reacción de su hijo si recibe la ayuda psicológica necesaria.

Dinámicas de Violencia Familiar: El Ciclo de Agresión entre Padres e Hijos

La violencia familiar, especialmente en la relación entre padres e hijos, puede surgir de diversas dinámicas en las que los progenitores juegan un papel fundamental. Uno de los motivos más comunes por los cuales los hijos agreden a sus padres es la forma en que estos han manejado los conflictos a lo largo de su vida y otro tiene que ver con la personalidad del hijo/a.

Perfil de violento

A continuación, te detallo algunas de las características de un hijo/a violento/a:

ayudarte estudio psicologia gijon

Permisividad y Falta de Límites

En algunos casos, hay padres que cuentan en el estudio que cada vez que su hijo infringía ciertos límites han sido permisivos con él, no alabando su comportamiento pero sí cediendo ante sus rabietas o incluso justificándolo (quizás tiene razón y le dejo mucho solo, es posible que esté siendo muy estricta..). Al final este tipo de padres piensan que si consiguen comprender mejor a su hijo, conseguirán que la situación varíe de algún modo, sin embargo la sumisión de sus padres sólo consigue que aumenten las exigencias y el grado de violencia ya que el hijo piensa que puede manipularlos y manejarlos a su antojo ya que no hay unas reglas ni una autoridad definida.

Reacción Violenta de los Padres

educar sin gritarEn otros casos, las reacciones de sus padres cuando ven el comportamiento de su hijo es responder con violencia también, se empieza pegándole una ñalgada en el culo y cuando son adolescentes acaban llegando a empujarles. Estas situaciones que parece que nunca nos podría suceder a nosotros, no suceden de la noche a la mañana. Normalmente, los padres empiezan con reprimendas o castigos pero cuando ven que el comportamiento no cambia y la conducta es más prepotente y violente, aparece la frustración, se quedan sin herramientas e incrementan la violencia , llegando a unos niveles altos que asusten al progenitor de sus posibles consecuencias, o generen malestar por su pérdida de control y recurren al otro extremo para calmar el clima.

A modo de conclusión, podemos señalar que en ambos escenarios, se establece un ciclo de violencia que resulta difícil de romper. La intervención a través de la terapia y la mediación familiar busca precisamente interrumpir esta dinámica, promoviendo una comunicación más efectiva y el establecimiento de límites claros. No hay soluciones simples, pero es fundamental reconocer que tanto padres como hijos tienen un papel en la creación y perpetuación de estos patrones de comportamiento. La comprensión y la educación sobre estas dinámicas pueden ser el primer paso hacia la mejora y el establecimiento de relaciones familiares más saludables.

¿Qué se puede hacer para mejorar la situación de violencia familiar?

Es dificil poder ayudar cuando formas parte del problema, por eso siempre es bueno que un especialista ajeno a nosotros nos ayude. Buscar la ayuda de un profesional en terapia familiar que pueda mediar y proporcionar herramientas para mejorar las relaciones.No obstante, te doy algunos consejos que pueden servirte de guía:

Reconocimiento del Problema

Todos los miembros de la familia debemos reconocer que tenemos que cambiar ciertos aspectos, si sólo lo focalizamos a un miembro estaríamos equivocandonos a la hora de abordar el problema. A veces, estamos tan acostumbrados a la violencia que hay en la sociedad que normalizamos situaciones que no lo son. Así que entender la gravedad de la situación y aprender sobre qué es la violencia familiar, ayuda bastante a reconocer que existe un problema

Comunicación Abierta

Es importante poder tener espacios dónde poder hablar abiertamente sobre cómo nos sentimos y qué nos preocupa sin sentirnos amenazados, culpables o juzgados por los demás. Al mismo tiempo, también necesitamos practicar la escucha activa y no interrumpir al resto cuando habla.

Desarrollo de Habilidades

Si queremos salir de ese círculo de violencia es importante que todos contemos con estrategias para resolver conflictos de forma pacífica. Para los que ya lo sepan, será un repaso; y para muchos, será uno forma diferente de abordar la situación. También sería interesante que cada miembro pudiera construir una red de apoyo que incluya amigos, familiares y grupos comunitarios.

Establecimiento de Límites

Si vamos a empezar a resolver el conflicto, es bueno cambiar la dinámica de la familia en lo más básico: las normas. No se trata de hacer un tratado con muchas, sino que sean pocas, definidas,claras, concisas y coherentes con los diferentes que queremos trabajar. Todas a la vez no se puede mejorar y sólo ocasiona que nos frustremos al no conseguirlo. Pero ¿qué son de los límites sin las consecuencias? Al mismo tiempo que se crearan las normas, también estableceremos consecuencias para comportamientos violentos de manera objetivo y no teniendo nada que ver con nuestro estado de ánimo. Incluso sería útil crear un plan de acción en caso de que la violencia se intensifique, incluyendo a quién contactar y dónde ir.

Además de eso, también sería genial poder hacer revisiones sobre cómo van esos límites y reconocer y celebrar cualquier avance, por pequeño que sea, en la mejora de las relaciones familiares. ¡No todo tenemos que enfocarlo a lo negativo!

En el siguiente vídeo te hablo sobre cómo se puede abordar la violencia familiar

Conclusión

Es importante recordar que cambiar las dinámicas de violencia familiar es un proceso que lleva tiempo y esfuerzo. La paciencia y la perseverancia son clave, así como el compromiso de todos los involucrados para trabajar hacia un ambiente familiar más saludable y respetuoso. Si la violencia persiste o se intensifica, es crucial buscar ayuda profesional de inmediato.

Si quieres saber más, te recomiendo Mi hijo pega ¿qué puedo hacer? 5 consejos para afrontar el mal comportamiento infantil

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