Hoy voy a hablaros sobre el Mindfulness, también llamado en castellano Atención Plena, términos que últimamente escuchamos a menudo al haberse vuelto tan popular en los últimos años, esto no quiere decir una invención reciente, ni mucho menos, de hecho en algunas zonas del mundo se lleva practicando desde hace 2500 años y aunque su nacimiento se vincula al Budismo, su práctica no está sujeta a ninguna religión o creencia.

Llega a Occidente en los años 70, en concreto a Estados Unidos, donde comienzan a estudiarse sus beneficios sobre la salud, en especial en el ámbito del dolor crónico y poco a poco se va extendiendo su práctica a otros países en el tratamiento de problemas físicos y psicológicos.

 

¿Y qué es el Mindfulness?

Es un medio que nos ayuda a conectar con el presente, podemos pensar que ya lo hacemos, pero lo cierto es que nuestra mente vaga habitualmente entre el pasado y el futuro y cuando conseguimos estar mínimamente centrados en el momento actual, juzgamos lo que nos sucede en términos de bueno o malo, agradable o desagradable y en función de esto queremos que lo que experimentamos continúe para siempre o desaparezca de nuestras vidas, sintiéndonos frustrados, sobrepasados, incapaces de vivir nuestra vida como de forma equilibrada y realista.

A través de la práctica del Mindfulness podemos aprender a focalizar nuestra atención en el aquí y ahora, aceptándolo tal cual es, sin juzgar ni cuestionar lo que nos ocurre o cómo nos encontramos y esto es tremendamente liberador.

No se trata de dejar “la mente en blanco”, que es imposible, se trata de que, cuando surja un pensamiento, sensación, emoción, nos damos cuenta de ello, no intentamos eliminarlo, que solo aumentará la tensión, tampoco nos dejamos arrastrar por ello, el objetivo es devolver nuestra atención a aquello en lo que hemos decidido centrarla, habitualmente la respiración, sin tener en cuenta el contenido del pensamiento o si nos resulta agradable o desagradable.  

¿Cuáles son los beneficios del mindfulness?

Algunos de los beneficios comprobados que nos aporta incorporar el Mindfulness en nuestro día a día:

beneficios del mindfulness

– Nos ayuda a identificar, aceptar y gestionar nuestras emociones.

– Fomenta la creatividad y el autoconocimiento, ayudando a superar bloqueos y a conectar con nuestros pensamientos y sentimientos de manera más profunda.

– Aumenta la capacidad de concentración al entrenarnos en dirigir al atención de forma voluntaria.

– Mejora la capacidad de memoria, los estudios indican que cuando se practica la atención plena con constancia, se desarrollan y activan estructuras cerebrales relacionadas directamente con la memoria y el aprendizaje.

– Reduce el estrés y la ansiedad, las personas que practican de forma habitual consiguen promover un estado de calma y un manejo de los pensamientos negativos e intrusivos que les protege y permite manejar el estrés de forma mucho más eficaz.

– Mejora la calidad del sueño

– Aporta recursos de afrontamiento para personas enfermas y con dolor crónico.

¿Cómo puedo iniciarme en el Mindfulness?

A continuación os propongo un sencillo ejercicio de atención plena que puede venir bien para iniciarnos en la práctica del Mindfulness:

– En primer lugar, adoptaremos una postura cómoda, tumbados boca arriba o sentados en una silla, si elegimos esta última colocamos la espalda recta pero sin rigidez, ambas plantas de los pies sobre el suelo, las manos apoyadas suavemente sobre los muslos y los hombros relajados, que no suban hacia las orejas.

– Podemos cerrar los ojos si nos sentimos más a gusto, pero no es imprescindible

– Llevamos la atención a la zona del abdomen y sentimos como sube y se expande suavemente al inspirar y cómo baja al espirar. Nos mantenemos concentrados en la respiración, estando ahí en cada inspiración, en cómo el aire entra fresco en nuestro cuerpo y cada espiración, cómo el aire sale más cálido, acariciando nuestro labio superior, en el movimiento de nuestro abdomen, como si la respiración fuese un oleaje.

– Cada vez que nos demos cuenta de que nuestra mente se ha apartado de la respiración y se ha enredado con algún pensamiento, devolvemos nuestra atención al abdomen, a la entrada y salida del aire. Si nuestra mente se aleja doscientas veces, nuestro único objetivo es traerla de vuela a la respiración, sin importar qué la ha alejado.

Algunos consejos que pueden ayudaros a mantener la concentración contar las respiraciones, de diez en diez, o el tiempo que tarda en entrar el aire y el que tarda en salir.

Os animo a que lo intentéis, seguro que si le dedicáis unos minutos cada día, empezaréis a notar sus beneficios. Además, os propongo el siguiente artículo Cómo hacer respiraciones profundas con niños 

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