¿Cómo es el juego en niños/as con autismo?
En este caso, en los niños y niñas con TEA este juego se ve afectado y se observa un juego apenas dotado de significado o de funcionalidad, juegos muy emocionales como lanzar, agitar o apilar cosas. Lo que se intenta conseguir con el juego funcional es que, una vez que son capaces de alinear cubos, también sean capaces de por ejemplo, crear una torre con esos cubos.
En el juego existen diferentes fases, la primera de ellas es el juego funcional, que precede al juego simbólico, que se desarrollará posteriormente. Este juego consiste en que el niño le dote de alguna función a sus juguetes o juegos, para posteriormente poder llevar la realidad a ese juego y desarrollar así el juego simbólico del que hablábamos anteriormente.
¿Qué diferencia hay entre el juego funcional y el juego simbólico?
La respuesta es sencilla. El juego funcional es simplemente el uso apropiado de uno o más objetos, por ejemplo, utilizar el cepillo de dientes para cepillar los dientes de un muñeco. Sin embargo, en este tipo de juego no podemos asegurar que se esté simbolizando un acto del día a día sino, que simplemente ha aprendido a utilizar ese
objeto. Por ello, es el paso previo al juego simbólico.
¿Cómo desarrollamos el juego funcional?
Para alcanzar el juego funcional nuestro objetivo es que el niño realice acciones funcionales simples con objetos o juguetes, es decir, que aprenda la funcionalidad de un objeto concreto. Por ejemplo: el tenedor para comer, la cuchara para la sopa, el cepillo para peinarse, el cepillo de dientes para lavarse los dientes, la toalla para
secarse…
Para ello, vamos a utilizar objetos o juguetes…
Fáciles de reconocer y de usar.
Que produzcan algún tipo de efecto como pompas, luces…
De causa-efecto.
Juguetes fáciles como transportes o animales.
Cuentos con dibujos muy grandes.
¿Qué actividad podemos hacer en casa para desarrollar el juego funcional en TEA?
Nos colocamos sobre el suelo, en un espacio tranquilo y cómodo, a poder ser encima de una alfombra, donde sepamos que el niño o la niña está agusto. Cogemos una caja y la llenamos de objetos, objetos que hayamos pensado con antelación y que consideremos que son fáciles para empezar. Por ejemplo: podemos meter una