Los miedos nos previenen y protegen de los peligros y no hacernos daño. Sin embargo, cuando tienes 4 ó 6 años, el mundo nocturno puede dar aún más miedo y la imaginación desbordante de los niños les puede jugar una mala pasada a los más pequeños de la casa. Por eso, los padres y en general, los especialistas no intervienen sobre ese miedo, ya que son conscientes que los miedos a la oscuridad forman parte de la etapa en la que el niño está viviendo y saben que, con el tiempo, lograrán superarlo por ellos mismos, como sucedió en la etapa de las rabietas. Pero, ¿y si no pasa por sí mismo? Tampoco debe cundir el pánico, ya que hasta los 9 años pueden tener miedo a la oscuridad.
Sin embargo, no estoy de acuerdo con el “esperar” de todos. Que sea una etapa no significa que no puedas dotarle de herramientas para evitar un sufrimiento innecesario ahora. Creo que si una emoción nos desborda es por algún motivo y es importante responder a la demanda del niño, independientemente de si es un miedo evolutivo o no. Sobre todo, cuando le está afectando en su vida a nivel personal, familiar o social.
Normalmente, empieza con miedo a la oscuridad y los padres ofrecen una lamparita para solucionar el problema (adelanto que ya he hablado de este tema y no soy aficionada a dichas lamparitas por las consecuencias que acaban teniendo en los niños). Y a partir de esa solución, se desarrollan una serie de consecuencias negativas que van desencadenando otros miedos mayores si no sabes darle las soluciones adecuadas.
Por ejemplo, no sé si lo sabes, pero el miedo a la oscuridad es un miedo que no tiene por qué abarcar sólo los lugares oscuros, está relacionado con otros miedos: ruidos fuertes que escucha el niño, con los animales fantásticos que a veces aparecen en las películas sin ser calificadas de miedo (por ejemplo, vampiros, monstruos, fantasmas…), miedo a la muerte o que algún ser querido o nosotros mismos tengamos un accidente, miedo a estar solo, perderse, ser raptado… Como ves, lo que denominamos miedo a la oscuridad abarca muchos aspectos que pueden influir en que el miedo se extienda y se multiplique.
Así que ¿por qué con los niños tenemos que aguantar a que crezcan o maduren? Si tu hijo tiene miedo ahora o una rabieta que te hace perder el control y como adulto no eres capaz de ofrecer a los niños soluciones a su nivel para que se sientan seguros y mejoren su autoestima, quizás necesites acudir a un experto para que te ayude. Precisamente, eso mismo pensó la familia de hoy, que no le importó la edad sino el sufrimiento que tenía su hijo, así que, sin más, te dejo con su historia, una historia que es más común de lo que puedes imaginar en el estudio y aprovechando que en muchos lugares están celebrando el carnaval nos parece un momento oportuno, sobre todo porque en este caso nos centramos en los superheroes para superar nuestro miedo:
“Somos padres de un niño y una niña de cuatro años. Poco a poco empezamos a ver que nuestro hijo, un niño tremendamente creativo y sensible, empezaba a tener muchos miedos. Miedos que su hermana teniendo su misma edad no experimentaba. Al principio, le dimos la importancia justa, sin embargo, cuando nuestro hijo empezó a sentirse incómodo con las sensaciones que estaba experimentando y la profesora de infantil también estaba preocupada, nos planteamos acudir a un psicólogo.
Desde el primer momento, Nuria fue la candidata perfecta. Los miedos estaban siendo un problema de mucha importancia para nosotros: pesadillas, noches en vela en las que venía a nuestro cuarto angustiado, no querer irse a dormir, aumento de miedos, dependencia…La frecuencia de todo esto cada vez iba más en aumento. Veíamos al niño tremendamente afectado y con una implicación emocional, ingestionable por nuestra parte. Además, egoístamente, al ser un problema de predominio nocturno, nos repercutía en el descanso de todos.
Tras unas pocas sesiones, empezamos a sentirnos muchos más seguros con pautas para nosotros y sesiones de juego y de cuentos con él. A día de hoy podemos decir que el problema ha desaparecido prácticamente por completo, y cuando vuelven “los miedos”, tenemos herramientas para gestionarlos. Así que podemos decir nos ha cambiado la vida al niño y a nosotros, su familia, por completo.”
Nos encantará que participes en nuestra ronda de las preguntas que te proponemos a continuación tanto a través de la web como de nuestras redes sociales: ¿Recuerdas si tuviste la etapa del miedo a la oscuridad en tu infancia? ¿tu hijo tiene miedo a la oscuridad? ¿cómo lograste superarla?