Cuando naces no hay complejos, los complejos van surgiendo conforme vas creciendo y te comparas con los demás o los demás te hacen comentarios como “¡qué orejas más grandes!” o “¡qué dientes más torcidos!”.  Y ahí empiezan las verdaderas inseguridades, porque tu hijo/a, como el resto de nosotros. Quiere encajar y ser aceptado por los demás. Ya lo decía Aristóteles “Somos seres sociales” y nos gusta encajar en un grupo. Por eso, hoy hablamos de los complejos  más frecuentes en la infancia y cómo ayudar a tu hijo/a.

Además, te dejo el enlace del vídeo para que puedas profundizar en el tema:

 

¿A qué edad empiezan los complejos?

Parece que los complejos están reducidos sólo a la adolescencia, pero en realidad los complejos pueden aparecer entorno a los 6 años. La explicación de porqué surge en educación primaria es porque ya somos más conscientes de quiénes somos y de los demás. Eso no significa que todos los niños/as en primaria estén acomplejados, es una edad orientativa.

¿Por qué surgen los complejos?

adolescente acomplejadoMás que la edad, es mejor guiarse por la causa que hace que un niño/a pase de no tener complejos a tenerlos. Los complejos se deben a una creencia, pensamiento o imagen distorsionada de ti mismo. Las causas principales son que el niño o adolescente:

  • Tener una personalidad insegura y con baja autoestima o ser perfeccionista y exigente.
  • Se sienta humillado por los comentarios negativos que hacen los demás
  • Sentir vergüenza de ti. Por ejemplo, que tú como padre o madre tengas una gran nariz y cuando hayas ido al colegio a buscarle, se haya avergonzado de que fueras tú su padre o su madre por los comentarios que han hecho.
  • Falta de amor y cariño de su entorno.
  • Presión social: Al final, los niños, aunque en concreto los adolescentes, están expuestos a cánones de belleza muy estrictos. A veces, son realistas, pero otras muchas veces sólo muestran una pequeña parte de la persona. Por ejemplo, no muestran si esa persona está así porque tenga un trastorno de alimentación.

 

¿Cuáles son los complejos más frecuentes en la infancia?

Los complejos tanto de la infancia como de la adolescencia podrían resumirse en dos grandes categorías, lo que pasa que al final cambia la intensidad con la que lo viven y el malestar que les genera. Se podría hablar de dos grandes complejos:

Complejos de inferioridad

El complejo de inferioridad, que sería aquel en el que niños y adolescentes se valoran de forma negativa a la hora de realizar una tarea o actividad. Por ejemplo, cuando ve que otros niños van a dormir a casa de un amigo y él tiene miedo a la oscuridad, tienen más juguetes que ellos… En la infancia también es común con el inicio del colegio y la llegada de las calificaciones. Dónde empiezan a pensar si son inteligentes o no, si serán queridos por su familia… No obstante, este complejo evoluciona en la adolescencia y se trata de sentirse inferior que los demás compañeros por no tener la ropa de moda, tener pocos seguidores o que alguien en clase les ponga motes o apodos y no sean populares.

Complejos físicos

Otro grande bloque, serían los complejos físicos. Que podríamos definirlos como ese malestar que nos provoca pensar que hay ciertos rasgos físicos que no nos gustan. Por ejemplo, el más común tiene que ver con el peso (ser muy delgado o muy gordo) y la estatura (tanto si eres muy alto como si eres muy bajo).Aparte de estos dos, pueden existir otros como el color o la forma del pelo, los dientes, las orejas, la nariz, la boca etc

Más adelante en la adolescencia será el tamaño del pecho, caderas o muslos, la falta de musculatura, la estatura si aún no ha desarrollado, el acné… En la adolescencia se intensifican algunos de los complejos de la infancia porque empiezan a desear un ideal de belleza, normalmente, influido por nuestra sociedad. Las redes sociales cada vez ejercen un fuerte impacto en nosotros, tanto por las personas que admiramos y los adolescentes siguen como por los comentarios que pueden recibir al subir alguna foto o las críticas. Todo esto puede hacer que llegue a aislarse de amigos/as o incluso salga por ahí.

Si esto se lleva al extremo y es la etapa de la adolescencia, quizás estamos hablando de un problema psicológico llamado “Trastorno Dismórfico Corporal”.

Es un trastorno psicológico en el que la persona se preocupa por defectos que ni siqiera son observables o parecen sin importancia pero que a la persona le genera gran malestar. Además de eso,  piensa o realiza comportamientos como  mirarse en el espejo, querer asegurarse  de las cosas, comparar su aspecto con los demás de forma repetitiva.

No es un trastorno que se pueda diagnosticar a la ligera, se necesita a un especialista para que corrobore que eso es así. No sólo por evitar salir o mirarse en el espejo estamos hablando de un trastorno psicológico, también hay otras variables a tener en cuenta.

adolescencia como estimular autoestima

¿Qué puedes hacer desde la familia para abordar el complejo de tu hijo/a?

Quieres que tu hijo/a tenga una buena autoestima, que confíe en sí mismo y esté seguro/a a la hora de tomar decisiones o enfrentarse a la vida. Por eso, te damos las claves:

Ambiente familiar afectuoso

Es imprescindible que el entorno familiar se fomente cariño y afecto, comprensión y que se tenga en cuenta el lenguaje con el que te dirige a tus hijos. Por ejemplo, cambiar algunas formas de hablar como los “vaya orejas de soplillo que tienes” por “me gustan mucho tus ojos”.

 

Potenciar el espíritu crítico

Es importante que tenga un pensamiento independiente para que se dé cuenta de que la vida no es sólo lo que reflejan las redes sociales. Y para ello necesitas que sean autónomos y para llegar a serlo, tú tienes que ser el primero que sea flexible cuando vaya definiendo su personalidad. En la adolescencia, sobre todo, puede que se distancie más de tus gustos en el pelo, el vestir…

 

Dale estrategias para comunicarse y resolver sus problemas de forma asertiva

Debes preparar a tu hijo para que pueda saber cómo reaccionar ante las críticas o los comentarios negativos o las burlas de sus compañeros. Para ello, tu mayor aliado será la asertividad.

Reforzar la autoestima en casa

No vale con que tú le digas lo bien que hace las cosas, él necesita darse cuenta de las cualidades que tiene y a veces, es tan simple como preguntarle ¿qué es lo que más te gusta de ti? Si pudieras destacar algo, ¿qué es lo que mejor se te da hacer? Y si no sabe la respuesta podremos hablar de anécdotas o situaciones vividas con él. Por ejemplo, ¿y cuando fuiste al parque solo no te pareció que eras muy valiente? Es importante ayudarle a reflexionar sobre sus puntos fuertes y no dejarlos pasar por alto.

Escucharles de forma activa cuando nos hablan de ello sin intervenir o juzgar.

Es importante no infravalorar sus comentarios y valorar hasta qué punto le está influyendo en su vida. Sin embargo, debe existir un equilibrio y no hablar exclusivamente de ese complejo. Tener ratos para poder expresarse está bien, pero que se convierta en tema central de nuestras conversaciones no.

Si quieres saber más sobre complejos, no te pierdas el siguiente artículo relacionado con el tema consejos para que tu hijo adolescente supere sus complejos

¿Y tú que tipos de complejos tenías en tu infancia? ¿Y a tu hijo/a? ¿Hubo alguno que recuerdes en especial y que a día de hoy te siga preocupando? Te leo en comentarios

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