Desde hace un tiempo, ¿has observado que tu bebe empieza a tener conductas agresivas cuando está enfadado o frustrado? ¿tu hijo te pega o pega a los demás niños? ¿Al ser pequeño no sabes cómo enfocar el tema? En el artículo de esta semana te hablamos de estas conductas y qué debes saber para atajarlas a tiempo.
El desarrollo de un niño no sigue un manual, hay etapas o momentos que vienen antes de lo que pensabas y otras vienen más tarde, así que en este artículo más que centrarte en la edad que tiene tu hijo, céntrate en la conducta que realiza y el motivo por el que lo hace. En este caso, el artículo está dedicado si tienes un hijo que se pega a sí mismo, a ti o a los demás y no tiene el lenguaje ni el pensamiento suficientemente desarrollado para comprender lo que está haciendo o no tiene herramientas para manejar su frustración, enfado…
Alrededor de 1 año, los bebés empiezan a regular su conducta en función de cómo se sienten. Durante todo ese año de vida han empezado a experimentar la alegría, la tristeza, la ira o incluso el miedo, aunque aún no lo han identificado como tal y mucho menos han expresado con palabras lo que sienten.
Los bebés expresan sus sentimientos a través de su comportamiento y algunos empiezan a tirar o romper objetos, pegarte si te acercas… son comportamientos que llaman la atención, pero son perfectamente normales en ciertos momentos de su desarrollo: 12 meses, 18 meses o la etapa de las rabietas de 3 a 5 años. Tienes que entender que es su forma de decir que algo no les gusta, igual que llorar es su forma de expresar su desagrado por la situación o la necesidad de estar a tu lado.
Consejos para evitar ese comportamiento:
- Iníciale en la identificación de emociones: Empieza enseñándole la diferencia entre triste y alegre, si es más mayor puedes incluir también el enfado. Aprovecha cualquier oportunidad para hablar sobre esas emociones y su diferencia. Por ejemplo, cuando lees un cuento con él, ve algún dibujo o alguno de sus amigos en el parque o tu misma tienes esa reacción y repítelo. Por ejemplo. Juan está triste, María está alegre. A ser posible, utiliza el mismo vocabulario para dirigirte a él, es decir, no emplees contento, alegre o feliz, ya que puede liarse. Recuerda que está aprendiendo a identificarlas. Además, de nombrarlas, también es importante la imitación. Un juego que puede servir es que tu hagas esas muecas delante de él y él te imite o incluso os pongáis frente a un espejo.
- No te pongas a su nivel: Por mucho que queramos enseñarlo que a su nivel nos ha hecho daño, no debemos ser nosotros los que respondamos con violencia o agresividad. Es decir, algunos padres o madres les gritan o les pegan con menos fuerza para que entienda el dolor que has sentido y no vuelvan a hacerlo o incluso les insultan. Este tip de estrategia es ineficaz, igual que lo es ignorar este problema o no darle importancia porque es muy pequeño. Lo importante es que actúes y reacciones de forma calmada y seria, ya que debe notar que es algo preocupante.
- Detecta los momentos que generan en él esa conducta: Es importante prevenir las situaciones o incluso estar preparada para afrontar estas situaciones. Normalmente suele existir un patrón: se enfada porque se va del parque, no quiere irse a dormir, le han quitado sus juguetes, está cansado y es la última hora del día, tiene hambre, le están saliendo los dientes, ve esa conducta en otros niños…
- Tu cara debe acompañar el acto: En caso de que no hayas podido evitar que te pegue o pegue a los demás, separa su mano del objeto o de la parte del cuerpo dónde te haya pegado de forma firme y con cara seria. Si tu cara refleja delicadeza y una sonrisa, puede malinterpretar la situación y pensar que no está mal o forma parte de un juego entre ambos.
- Ofrécele herramientas o alternativa para que canalice sus emociones o resuelva sus conflictos de forma adecuada:
- Primero repite mucho la idea de que no se pega, no se muerde, “a las mamás no se les pega” …
- Si es posible, apártale del sitio dónde se ha producido durante unos minutos. Por ejemplo, si es en un parque. Verá que no le dejas estar ahí y acabará relacionando su comportamiento inadecuado con irse del sitio.
- Conecta con sus emociones y el problema: “Si te gusta el juguete de ese niño, díselo y pídele que quieres jugar con él o juega con él de forma tranquila y sonríele” o incluso puedes hablar de que tú también te enfadas o te has sentido así cuando eras pequeña, para que no se sienta incomprendido.
- Buscad juntos una solución al problema que tiene, a veces te puedes ayudar de películas o cuentos.
- Instaura una rutina dónde aprenda a calmarse. Quizás una música relajante antes de irse a dormir, respirando profundamente, dándole su muñeco favorito para que lo abrace…
Si ves que alrededor de un mes tu hijo/a sigue teniendo este tipo de comportamientos y no has conseguido que disminuyan, lo mejor sería que pidieras ayuda a un especialista que te ayude a darte otro punto de vista para entender lo que sucede y reencauzar la situación. De todas maneras, sabes que puedes contar con nosotras para cualquier duda o comentario que te surja sobre este u otros temas a través de nuestra sección de comentarios o en nuestras redes sociales. Y no olvides compartir el artículo si te ha gustado o parecido útil 😉
hola