En línea de mi publicación sobre el lóbulo frontal, hoy vamos a abordar cómo fomentar el autocontrol desde niños. Recuerda que una de las funciones del lóbulo frontal tenía que ver con la inhibición conductual.

lóbulo frontal funciones

Pero… ¿qué es el autocontrol?

El autocontrol es la capacidad que tenemos las personas para regular de forma consciente y voluntaria la atención, las emociones y los impulsos para poder ignorar las tentaciones inmediatas que me alejan de un objetivo concreto. Las personas que tienen un autocontrol pobre no son capaces de aplazar una gratificación para obtener una mayor más tarde.

Esto queda bien ejemplificado en un experimento muy conocido realizado por Walter Mischel en 1960. En él se planteaba a diferentes niños la siguiente tarea: debían de esperar en una sala a que volviera el experimentador, en la cual había una golosina encima de la mesa. Si al volver el experimentador, el niño no se había comida la golosina, recibiría otra más, pudiéndose comer dos. Podéis ver una representación en este video.

Como ya sabréis si habéis leído el artículo El lóbulo frontal: ¿Cuáles son sus funciones en el cerebro de mi hijo?  una de las funciones principales de esta área es la de frenar esas conductas desadaptativas y regular como actuamos. Como habíamos comentado, en los niñ@s el frontal aún no está maduro y por ello tienen más dificultades a la hora de controlar sus impulsos y anticipar las consecuencias de sus actos.

Asumiendo esto… ¿cómo puedes ayudar a tu hijo a que desarrolle un correcto autocontrol?

Consejos para desarrollar el autocontrol

Autocontrol en niños

Se la calma que necesitan

Es difícil mantener la calma cuando tu hij@ está en un momento de descontrol, pero si le reñimos, gritamos, recriminamos su conducta o exigimos que pare lo único que vamos a conseguir es que las cosas empeoren. Es importante que respiremos profundo y hablemos con voz tranquila, que le hagamos sentir reconfortado, que validemos cómo se siente (no como lo expresa). De esta forma se irá contagiando de nuestra calma de forma inconsciente e irá relajándose.

Tiempo fuera

Muchas veces tenemos que alejarnos de la situación para ver las cosas con perspectiva. Acompañarle a otra estancia para que pueda regularse puede ser una buena opción. Sobre todo, si estamos en un sitio con mucho ruido, con otras personas o muchos estímulos.

Ofrecer alternativas para regularse

Como ya hemos visto los niñ@s actúan de forma más impulsiva por la inmadurez de la corteza prefrontal, la cual nos ayuda a encontrar alternativas para resolver algo. Si les ayudamos a buscar alternativas para regularse estaremos actuando como esta parte del cerebro, favoreciendo nuevas conexiones que podrán emplear en futuras situaciones en las que tengan que autorregularse. Por ejemplo, podemos ofrecerles ir a dar un paseo, salir al jardín, hacer pompas, buscar cosas rojas, un abrazo…

 

Marcar bien las normas y límites

Si queremos que las oportunidades de que se produzca una conducta desadaptativa sean las mínimas es necesario que las normas y límites estén bien marcadas, así como las consecuencias que se producirán si se incumplen. De esta forma no habrá lugar a las improvisaciones ni discusiones sobre lo que se puede o no se puede hacer y así los niñ@s sabrán qué esperar de cada situación.

Autoinstrucciones

Una de las estrategias más efectivas en el autocontrol es desarrollar un diálogo interno que nos vaya guiando en los pasos que debemos realizar para volver a la calma. En un primer momento puedes actuar como Pepito Grillo, ayudándole a establecer esos pasos para que los vaya interiorizando y más tarde podrás recordarle que debe aplicar lo aprendido.

Reflexionar con ellos a posteriori

No intentemos razonar con los niños en una situación de descontrol. Lo único que genera es más tensión y no van a escucharte. ¿Recuerdas los sermones que te daban tus padres en la adolescencia cuando estabas en pleno descontrol? No creo. En esos momentos nuestro cerebro no es racional, está actuando con la parte más primitiva y emocional. Lo que sí que podemos, y debemos, hacer es hacerlos reflexionar una vez que haya conseguido superar la falta de autocontrol. Ver qué hicieron mal, cómo podrían haberlo hecho diferente y que consecuencias hubieran tenido en cada una de las opciones le ayudará a regular su conducta futura. Pero siempre sin recriminar el comportamiento, desde la comprensión y cariño.

Reforzar y valorar progresos

Date cuenta de que para ellos es todo un esfuerzo autocontrolarse. Están aprendiendo a hacerlo y eso lleva mucho trabajo. Por lo que cualquier pequeño avance que veas, cualquier situación en la que observes cierto autocontrol, prémialo, valóralo y hazle saber que te ha gustado esa reacción concreta.

Espero que os sirvan de ayuda estos consejos y que ayudéis a vuestros hijos a desarrollar ese autocontrol tan necesario en todos los ámbitos de nuestra vida. Si tienes cualquier duda escríbenos en comentarios y te la resolveremos.

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