Ese era el sueño “imposible”, de la mami de la que te hablo hoy, pero los sueños están para tenerlos y lo más importante para lucharlos y para cumplirlos. Y ella es una guerrera, ha luchado por sus hijos, por su marido y lo mejor, por ella misma. Así que qué mejor que con ella para celebrar el día 8 de marzo el día de la mujer trabajadora. Conocerla a ella y a su familia ha sido una casualidad maravillosa, un privilegio y una suerte. Es difícil conseguir que una persona cambie, pero ¿una familia entera? Es aún más complicado. Siempre digo que los mayores tenemos una mochila difícil de soltar porque viene cargada de prejuicios y experiencias que veces nos frenan para realizar nuestros deseos. Sin embargo, rendirse no debería ser nunca una opción. Y para ella y su familia nunca lo fue, tenían muchas preguntas y algunas respuestas fueron difíciles de encontrar, pero con paciencia hemos conseguido desentrañar todos y cada uno de los misterios. Es muy difícil cuando las emociones controlan tu vida, cuando te desbordan y se alimentan de tus inseguridades y ver cómo desde su hijo hasta ella se han enfrentado a todo y sonríen es sin duda el mejor premio a mi trabajo.Sin más dilación, te dejo con ella, su familia y el final sorprendente de su historia. “No era un hogar ni feliz ni tranquilo, llegar a casa suponía estar alerta porque en cualquier momento podía estallar la mundial. Una “guerra” por ser el primero, por ser el mejor o por tener la razón. A veces “esas guerras “llevaban a llantos y otras a gritos, según el día. Eso que dicen que la paciencia es infinita deja de serlo cuando sólo la reina la tensión en el sitio donde debería ser tu refugio. Con el tiempo te das cuenta de que no sabes cómo has llegado al punto en que la situación te rebasa y te sientes necesitado de ayuda externa. En nuestro caso, nuestro adorable bebe se había convertido en un monstruo: durante una hora al día desde los 2 años y medio hasta los 7 nos tocaba un ATAQUE DE IRA incontrolable, incontrolable por él y por nosotros. Llego un punto en que cualquier pequeño detalle, cualquier cosa que el día anterior no había supuesto ningún problema en el presente se convertía en un tsunami que nos engullía a los 3. Al final te acostumbras, siempre pones una excusa: la de la edad primero, la del hermano después y la del cansancio siempre presente: duerme poco, ésta cansado, tu también duermes poco , tu también estas cansado. Pero algo dentro de ti te va diciendo que la cosa se te ha ido de las manos y que todo eso son excusas, que algo más está pasando. Un día con toda tu frustración a cuestas decides que necesitas alguien externo, alguien que te enseñe a acercarte a tu hijo. Así buscamos y encontramos ayudarte. Muchísimas dudas te asaltan cuando tomas este tipo de decisiones: ¿qué hice mal?, ¿de dónde viene todo esto?, ¿esta loco?, ¿estoy loca?, la afirmación rotunda de que es culpa tuya, de que no lo quieres lo suficiente, o que lo quieres demasiado, no es fácil dar un paso así. Pero ahí esta Nuria para resolver esas dudas y ponerte a trabajar desde el minuto uno y en sobretodo en ese primer contacto, no hacerte sentir un loco. Sorprendentemente nuestro hijo estuvo encantado con la idea de que alguien le ayudase, y digo sorprendentemente porque creo que ninguno pensábamos que él fuera consciente de que tenía un problema con la IRA. Nos equivocábamos pensando que para él era una cuestión de querer: creíamos que él quería ponerse así, cuando en realidad era una cuestión de poder: él no sabía ponerse de otra manera y aunque era pequeño no le gustaba lo que le pasaba. Él se sintió aliviado desde el primer momento que fue a hablar con Nuria, la dinámica de juegos y trabajo que Nuria siguió con él le ayudo a que esa IRA se fuera disminuyendo y a que ahora sepa gestionarla cuando aparece. No hay mayor alivio que ver que tu hijo mejora y se pone contento cuando tiene que ir al estudio. Para él la psicología es un ayuda normal cuando no sabes gestionar lo que sientes, sin dramatismos ni etiquetas. Por otro lado, los 3 llegábamos muy cansados y costó mucho que volviéramos a conectar. Concretamente yo estaba exhausta e implicarnos con la metodología de AYUDARTE supuso que nos tuviéramos que mirar hacia dentro y descubrir que habíamos perdido la ilusión tanto por nuestra vida familia como por nuestra vida en pareja. De ahí salió un viaje paralelo para mi al que había emprendido con mi familia. Este viaje paralelo ha sido fundamental tanto para mi como para mi hijo. Yo sola, sin la orientación de Nuria no hubiese podido disipar la nube que tenía sobre mí y no hubiese sido capaz de conseguir que los resultados con él fuesen duraderos. Sin duda, el tratamiento “global” familiar es clave en todo este proceso, Nuria nos enseñó a ordenar nuestras ideas y aplicar la metodología que nos permitiese alcanzarlas con pautas claras y perfectamente manejables y asumibles en cualquier situación. Tanto para los niños como para los adultos la metodología que te ofrece Nuria totalmente personalizada y adaptada a las necesidades de tu momento, hace que te sientas comprendido, no juzgado y que puedas ver avances desde la sesión uno, además ella crea una atmosfera en la que puedes resolver todas tus dudas y hallar respuestas: se ríe, se llora, se habla, se juega y se estudia. A día de hoy no hemos abandonado aún el estudio pero acudimos por razones diferentes, Durante todo este proceso el colegio encontró que el niño tenía un perfil de Altas capacidades (lo que explicaba mucho sobre las razones que nos llevaron a buscar a Nuria) y Nuria ha montado un grupo de trabajo para el desarrollo emocional de niños con este perfil. Ya no nos echa ni con agua caliente ;)” Y ahora me encantaría que me contaras tus dudas ¿te sientes identificada con esta familia? ¿has pasado por alguna situación similar? ¿cómo ha sido tu experiencia acudiendo a un psicólogo? ¡Anímate a dejarme un comentario más abajo! ]]>