Seguro que has oído muchas veces la palabra ictus y sepas más o menos a qué se refiere, pero hoy voy a tratar de que te quede del todo claro. También podemos referirnos a ellos como accidentes cerebrovasculares (o ACV para no gastar tanta saliva), derrame cerebral, infarto cerebral, isquemia cerebral, embolia, trombosis o apoplejía.
Llamémoslo como lo llamemos se trata de una interrupción o alteración del riego sanguíneo al cerebro y que tendrá diferentes consecuencias según qué zonas afecte de este y la extensión de la lesión. No siempre aparecen los síntomas de forma súbita como tiende a pensarse, si no que pueden mostrarse de forma lenta y sutil, siendo más difícil identificarlo como tal.
Tipos de ictus
Principalmente se distinguen dos tipos de ictus según naturaleza:
Los isquémicos:
Se forma un tapón en una vena o arteria cerebral que limita el flujo sanguíneo a todo el cerebro o a parte de este. En ocasiones, se producen ictus de este tipo transitorios, desapareciendo el taponamiento en minutos y sin dejar secuelas.
Los hemorrágicos:
se produce una rotura en un vaso sanguíneo del cerebro, liberándose la sangre y restringiendo la llegada de sangre a las estructuras cerebrales. Pueden producirse por una malformación vascular un aumento repentino de la presión arterial.
Los ictus isquémicos son mucho más comunes que los hemorrágicos (85% frente al 15%), apareciendo los síntomas de estos últimos de una forma más brusca y con un peor pronóstico. Cuando el cerebro deja de recibir oxígeno se empieza a producir un fenómeno llamado necrosis, que es la muerte de las células. Por ello es tan importante actuar muy rápido en casos de ictus y acudir lo antes posible en busca de ayuda sanitaria.
¿Por qué ocurren los ictus?
Hay una serie de factores de riesgo que pueden propiciar que se produzcan los ictus como una vida sedentaria sin ejercicio físico, hipertensión arterial, colesterol alto, obesidad, problemas de corazón y el consumo de alcohol y tabaco. También la edad es importante ya que, aunque cada vez se dan en personas más jóvenes, hay una mayor incidencia a partir de los 60 años.
Cómo identifico un ictus
- Dolor de cabeza intenso: suele aparecer de forma brusca y es muy fuerte, sin haber tenido este dolor previamente.
- Desequilibrio: puede aparecer cierta dificultad a la hora de caminar por la falta de equilibrio.
- Mareo
- Confusión: perder la capacidad para orientarse en el tiempo, el espacio o sobre nuestra propia historia de vida.
- Dificultad para hablar: es probable que tengamos problemas para articular las palabras o no podamos expresarnos con claridad e incluso pueden aparecer dificultades en la comprensión.
- Debilidad muscular: suele aparecer en una mitad del cuerpo, dificultándonos la posibilidad de mover con soltura algunos músculos.
- Parálisis muscular: incluso puede aparecer parálisis de las extremidades o de los músculos de la cara. parte inferior solo
- Alteraciones en la visión: puede perderse la visión en uno o en ambos ojos.
La vida tras un ictus
En el 40% de los casos la recuperación tras un ictus es total, pero hay un 30% de posibilidades de que la persona que lo sufre tenga algún tipo de secuela y pueden ser de diferentes tipos.
- Alteraciones en el comportamiento: puede ocurrir que tras un ictus la persona cambie su forma de actuar, no sea capaz de controlar su conducta de forma adecuada en diferentes situaciones sociales.
- Alteraciones en el lenguaje: si la zona afectada por el ictus está relacionada con el lenguaje pueden aparecer desde ligeras dificultades para encontrar palabras hasta un trastorno del lenguaje más complejo, como una afasia (trastorno caracterizado por laincapacidad o la dificultad de comunicarse).
- Alteraciones motoras: puede haber una dificultad o imposibilidad para mover determinados grupos musculares, siendo necesaria la terapia para mejorarlo.
- Alteraciones cognitivas: tras un ictus la atención, la memoria, las funciones ejecutivas, la orientación, etc. pueden estar afectados y podemos tener dificultades en realizar las tareas cotidianas.