Cada vez que llegan al estudio unos padres de un adolescente me preguntan si puedo ayudarles con su hijo. La adolescencia ha llegado a su vida y ha desmantelado todo lo que conocían hasta ahora sobre él o la familia que habían construido. Por eso, te voy a describir los cambios emocionales que todo niño experimenta para convertirse en adolescente y qué puedes hacer para ayudarle si está cambiando su comportamiento con vosotros.

- Aumento de conflictos: Antes era más obediente o más responsable y cuando le decías “no” era un “no”, sin embargo ha llegado un punto en el que te cuestiona todo y exige nuevos derechos: salir hasta más tarde, tener móvil o tener amigos que no te gustan…Empiezas a ver que tiene problemas de conducta cada vez que hay un límite de algún tipo. La clave para reducir las discusiones es negociar con él y darte cuenta de que no puedes controlar toda su vida, parece sencillo pero no es lo mismo negociar en el trabajo que con tu hijo adolescente. No se trata de ganar o perder sino de llegar a acuerdos en que ambos ganéis.
- Aislamiento familiar: Apenas pasa tiempo con vosotros, pero eso no significa que no quiera pasar tiempo con sus amigos. Tienes que empezar a asumir que atrás quedaron las excursiones o las noches viendo la tele todos juntos compartiendo una serie o yendo al cine. No será de repente, pero vas a empezar a sentirte desplazado, su cuarto convertirá en su territorio dónde pasa los días y tú serás persona non grata, pero no porque tenga nada en tu contra, sino porque necesita más espacio. A pesar de que no tiene 6 años para estar todo el rato a tu lado, pero puedes conseguir pequeños logros si no le presionas demasiado. Es necesario que aproveches al máximo las comidas o cenas y que instaures una nueva rutina familiar (aunque sea mensual) en la que ambos os sintáis cómodos desde una serie a practicar deporte juntos.
- Cambios de humor constantes:
Lo mismo sonríe y es sociable que no quiere que nadie se acerque a él y se recluye en su cuarto. No sabes cómo acertar ni qué decir. Los problemas emocionales son comunes en la adolescencia, en ese momento tu hijo está pasando por una crisis de identidad muy importante y en algunos momentos lo canaliza con ira y frustración, otros con una tristeza absoluta… Ahora es el momento que duda de todo y que trata de descubrir quién es él. Su autoestima y su identidad están en juego y a veces eso puede repercutir en malas calificaciones. Aunque los tiempos han cambiado, las relaciones siguen siendo las mismas. Las personas seguimos teniendo miedo a conocer a alguien, sentirse rechazado o cometer errores. Tú experiencia sobre todos estos asuntos le puede ayudar a sentirse mejor. Si no te cuenta sus preocupaciones, tira de estereotipos y utiliza las conversaciones, televisión, videojuegos o cualquier noticia relacionada con el tema para hablar sobre el amor, la amistad o los valores de una persona. Aunque una vez más, trata de ser natural y expresa tus sentimientos, no sólo le preguntes por los suyos.
- Nos hiere. Llega a tal punto la intensidad de las discusiones que empieza a decirte que eres una mala madre/padre cómo cuando tenía esas rabietas con 5 años pero ahora las palabras duelen más: “¡Nunca me hacéis caso, siempre estáis trabajando!”. En teoría debería ser por algo serio pero la realidad es que son por diferencias del día a día: malas contestaciones o miradas de unos u otros, diferencia de opiniones o reproches por no hacer algo. Aunque te duela, nunca olvides que él te quiere y que tú eres el adulto. No caigas en hacerle daño tú, ese camino es un círculo vicioso. Antes de decir algo de lo que te puedes arrepentir, mejor no digas nada.

un tema muy interesante
Me alegro que te lo parezca coltan, muchas veces acaba siendo un quebadrero de cabeza para los padres