¿Cuántas veces has comparado tu infancia con la infancia de tus hijos? ¿Cuántas veces te has sentido cuestionado por otras personas cuando han criticado acciones de tus hijos tras soltar un comentario como “esto antes no se hacía”? Utilizamos muchos de la adolescencia.
El refrán de “las comparaciones son odiosas” vuelve a adquirir sentido, ya que el hecho de comparar puede llenarnos en este caso de inseguridades, dudas frustración y decepción en nuestra “tarea de padres”.
Te presento unas nociones básicas de por qué comparar nuestra niñez con la de nuestros hijos no es buena idea. Te hago un vídeo sobre los mitos en la adolescencia por si quieres profundizar sobre el tema:
CUALQUIER TIEMPO PASADO ME PARECE MEJOR…
Para realizar comparaciones de manera adecuada hay que tener en cuenta una serie de situaciones:
1-Para comparar situaciones es conveniente que estén enmarcadas dentro del mismo entorno, mismo concepto y misma situación. ¿Te resultaría ridículo comparar la velocidad de un coche actual con la velocidad de un coche de los años 40 verdad? Es muy fácil de explicar con argumentos tales como: la tecnología ha avanzado mucho, eran otros tiempos, no es lo mismo… ¡PUES UTILIZA ESOS ARGUMENTOS PARA TODO!
2- Al recordar etapas felices del pasado, “buenos tiempos” se aporta gran carga emocional lo que llevará a dulcificar esa situación, pasando por alto los momentos más difíciles y maximizando los mejores.
3 FALSOS MITOS QUE SE SUELEN COMPARAR, ¿SON CIERTOS?
A continuación, vamos a analizar las comparaciones más polémicas que se suelen hacer entre la juventud de antes y la juventud actual.
1- Yo a su edad no era tan respondón. ¿La cercanía con la que educas a tus hijos es la misma que utilizaban tus padres? Actualmente nos hemos renovado en los modelos educativos dándoles atendiendo a una comunicación menos autoritaria, esto da cabida a la curiosidad por parte de los niños, la posibilidad de cuestionarse de debatir…habrá que trabajar en las formas pero no en los hechos.