Una de nuestra mayor preocupación como padres es la eterna pregunta de: ¿Lo estaré haciendo bien con mis hijos? La pater/maternidad no solo es evaluada por nosotros mismos, sino que además dentro de la sociedad se pone en tela de juicio en infinidad de ocasiones. Nuestra manera de tratar y de comportarnos con nuestros hijos ha de pasar por el escrutinio de nuestras madres, suegros, vecinos, hermanos, conocidos, etc. Todo el mundo se cree con potestad para dar consejos sobre crianza, eso sí, en casa ajena. Estas opiniones inevitablemente afectan a nuestra ética sobre cómo debemos/ queremos educar y sobre como deberían comportarse nuestros hijos.

– ¿A mí? A mí mi hijo no me hablaba de esa manera.

– ¿Cómo permites que te levante la voz?

– Lo tiene que hacer porque se lo dices tu y punto, que para eso eres su padre.

¿Te suena? Inevitablemente estos consejos (que normalmente nunca pedimos) afectan a nuestra visión como padres y a nuestra manera de comportarnos con nuestros hijos.

En este artículo abordaremos el proceso de crianza de manera respetuosa, presentando una breve descripción que nos sirva para comprender las actitudes de nuestros hijos y ofreciendo pautas dirigidas a mejorar la sintonía y la convivencia en casa.

¿Es posible educar sin gritar?

Sí, de hecho, el enfado con el que me dirijo a mis hijos refleja mi dificultad para autorregularme, es decir lo que estoy tratando de enseñar a mis hijos es lo que no soy capaz de hacer conmigo mismo.

educar sin gritar

Esto no quiere decir que nunca, nunca, nunca jamás vaya a dirigirme a mis hijos sin gritar ya que soy humana y es totalmente normal perder los nervios en ocasiones, pero aprenderé que ese enfado viene de mí y de mi dificultad para sostener esa emoción no porque “mi hijo me haga la vida imposible”.

Una vez comprendo esta situación puedo pasar al siguiente escalón y centrarme en lo realmente importante, y es que debajo de cualquier enfado, de cualquier riña y de cualquier bronca se esconde mi afán por enseñar a mi hijo formas de vivir que le ayuden a sentirse más feliz.

Lo que la crianza respetuosa no es:

El cambio en esta perspectiva puede llevar a pensar a los más escépticos que el “educar sin gritar” significa “dejar hacer a mi hijo/a lo que le de la gana”, “consentirle en exceso” y vamos a tratar determinar con esa idea. Educar sin gritar supone ayudar a mi hijo o hija a regular sus emociones, a comprender lo que le está pasando y encontrar estrategias para volver a la calma.

¡ALGO IMPORTANTE QUE DEBO SABER SOBRE MIS HIJOS!

Cuando llevan la contraria, cuando desobedecen, cuando tengo que repetirles las cosas 1000 veces antes de que lo hagan, cuando me sonríen “al salirse con la suya”… ¡NO, NO NOS ESTÁN TOMANDO EL PELO! La mayoría de las veces que nos enfadamos con nuestros hijos es porque llevamos a lo personal lo que pasa de esta situación.

Mantener la calma para nosotros los adultos en esta situación es más fácil cuando conseguimos alejarnos de esa percepción de ser ninguneados, vacilados e ignorados. Si yo soy capaz de alejarme emocionalmente y entender que mi hijo no pretende “tomarme el pelo” lo único que quiere es “que le dé esa chuche”. En estas situaciones nos enfadamos porque algo resuena en nosotros que nos hace poner en duda nuestra capacidad parental y educadora.

Sabiendo esto, ¿cómo debo responder? ACOMPAÑA A TU HIJO EN LO QUE ESTÁ SINTIENDO.

5 PAUTAS BÁSICAS DE LO QUE LOS PAPÁS Y MAMÁS PODEMOS HACER PARA EDUCAR SIN GRITAR.

A continuación, te propongo una serie de pautas que te pueden ayudar a educar sin gritos:

1-Se consciente que en un estado de excitación y pérdida de control de tu hijo es imposible razonar con él (y con cualquier persona), espera a que se calme para hablar de lo sucedido.

2-Durante la situación de enfado dale instrucciones breves y claras y mantente presente y accesible para él/ella.

3- Las pautas y límites en casa han de ser claros, consistentes y mantenidos en el tiempo. La ambigüedad y el “hoy se puede esto mañana no” genera confusión en los niños y favorece la aparición de conflictos.

4-Da autonomía a tus hijos para tomar decisiones, siempre y cuando les permitas “tomar la decisión”. Dales por ejemplo la posibilidad de elegir entre dos sudaderas o dos abrigos diferentes a la hora de salir a la calle puede facilitar la situación si a tu hijo o hija no le gusta poner se un abrigo. Por el contrario, no les des la opción de decidir si ellos no la tienen. Por ejemplo, no les preguntes. ¿Os apetece ir a dar un paseo? Porque si te dicen que NO deberías quedarte en casa.  Prueba a hacerlo de esta manera: Vamos a salir a dar un paseo, ¿qué abrigo quiere poner el blanco o el azul?

5-Intenta acompañar a tu hijo en esas tareas que suelen resultarle pesadas o difíciles y que son el foco de muchos conflictos. Si por ejemplo le cuesta la hora de vestirse, lavarse los dientes o ponerse el pijama intenta crear rutinas y situaciones que las hagan más agradables, por ejemplo, hacerlo juntos.

Si necesitas más consejos, quizás estos artículos que hemos publicado sobre el tema, te ayude:  claves infalibles para superar un enfado con tu hijo/a.

RESUMEN PARA EDUCAR SIN GRITAR…

Lo más importante es que recuerdes que en la mayoría de las ocasiones tus hijos reclaman tu atención, saber leer esta necesidad ayuda a afrontar estos momentos complicados.

Sobre todo, recuerda que eres humano, es normal que te desbordes y te superen determinadas situaciones, descansa, delega y pide ayuda si lo necesitas. No obstante, si quieres pedirnos consejo para educar sin gritar, te leo en comentarios.

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