El 2 de abril se celebró el Día Mundial de la Concienciación sobre el Autismo, una fecha que no solo nos invita a reflexionar, sino también a informarnos y sensibilizarnos sobre los signos tempranos del Trastorno del Espectro Autista (TEA).

El TEA es un trastorno del neurodesarrollo que afecta la manera en que una persona se comunica y se relaciona con los demás. También está asociado con patrones repetitivos de comportamiento e intereses restringidos, lo cual puede variar significativamente entre las personas. Aunque generalmente el diagnóstico se realiza a par r de los dos o tres años, muchas familias notan ciertos signos de alerta mucho antes, lo que hace que la detección temprana sea crucial para intervenir de manera adecuada.

¿Cómo identificar las señales tempranas del TEA?

El diagnóstico del TEA no es algo sencillo. Uno de los mayores desafíos es que aún no contamos con marcadores biológicos que permitan confirmar su presencia de manera inmediata. Por esta razón, los diagnósticos se basan principalmente en la observación del comportamiento, las interacciones y la historia evolutiva del niño.

Las áreas clave que suelen mostrar signos tempranos de TEA son la comunicación, el lenguaje y las interacciones sociales. A continuación, se presentan algunas señales a tener en cuenta, según la edad:

Antes de los 12 meses:

  • Poco o nulo contacto visual: Puede que el bebé no busque la mirada de los adultos ni responda a su entorno visual.
  • No responde a sonidos: Por ejemplo, puede no girar la cabeza ante un ruido o no responder cuando lo llaman por su nombre.
  • Ausencia de balbuceo: No hace los picos ruidos de vocalización.
  • Falta de sonrisa social: No sonríe al interactuar o no responde a las sonrisas de los demás.
  • Poco interés en juegos interactivos: Como el juego de “cucú-tras” o lascosquillas, que fomentan la interacción social.
  • No anticipa que lo levanten en brazos: Los bebés suelen mostrar señales de anticipación cuando alguien se dispone a levantarlos o abrazarlos.Entre los 12 y 18 meses:
  • No señala para pedir o mostrar interés: No muestra objetos o señala lo que le interesa, una señal importante para la comunicación.
  • No imita gestos o palabras: En esta etapa, los niños imitan gestos sencillos y comienzan a balbucear o decir algunas palabras.
  • Conductas repetitivas: Como balancearse, girar objetos o hacer movimientos repe vos con las manos (aleteo).
  • Aislamiento social: Puede parecer que el niño está más desconectado de su entorno, mostrando poco interés en interactuar con otras personas.

Entre los 18 y 24 meses:

  •  Retraso en el lenguaje verbal: El niño puede no haber comenzado a hablar o usar pocas palabras.
  • Ecolalia: Repetir palabras o frases que escucha, aunque no comprenda su significado.
  • Regresión de habilidades: Puede haber una pérdida de habilidades previamente adquiridas, como dejar de usar palabras o perder interés en actividades previamente disfrutadas.
  • Intereses restrictivos: Un interés excesivo y repetitivo por ciertos objetos o actividades., como alinear los juguetes.
  • Ausencia de juego simbólico: no finge que da de comer a un muñeco, por ejemplo.
  • Poco interés por interactuar con otros niños o adultos
  • Comportamientos sensoriales: Hipersensibilidad o insensibilidad a ciertos estímulos, como ruidos, luces o texturas.
  • Comportamientos autoestimulativos: Movimientos repetitivos o conductas que parecen servir para autorregularse, como golpear o morderse.

¿Qué hacer si sospechamos que nuestro hijo tiene TEA?

Si se reconocen algunas de estas señales, lo más recomendable es no esperar. El primer paso debería ser consultar con el pediatra, ya que podrá valorar la situación, realizar una primera evaluación y, si lo considera necesario, derivarnos a los recursos especializados de Atención Temprana o a equipos de salud mental infantil. En ocasiones, el pediatra puede sugerir algunas pruebas adicionales, como potenciales evocados auditivos o evaluaciones del desarrollo, para descartar otros posibles trastornos.

Además, también tenemos la opción de acudir directamente a profesionales privados especializados en la evaluación del desarrollo infantil. Lo más importante es no quedarnos con la duda y actuar lo antes posible, ya que una intervención temprana puede marcar una gran diferencia en el futuro del niño.

Es fundamental entender que detectar señales tempranas no significa etiquetar, sino de abrir la puerta a una intervención que ayude a proporcionar el apoyo necesario. Cuanto antes se intervenga, mejores serán las oportunidades para que el niño desarrolle habilidades clave, como el lenguaje, las habilidades sociales y la comunicación.

El proceso de diagnóstico y la importancia de la intervención temprana

El diagnóstico de TEA puede ser un proceso largo y desafiante, ya que requiere una evaluación profunda de varias áreas del desarrollo, como el lenguaje, la cognición y las habilidades sociales. Además, se consideran aspectos personales, familiares y, en algunos casos, factores genéticos. Aunque este proceso puede generar incertidumbre, es importante entender que cada paso forma parte del camino para ofrecer a tu hijo el mejor apoyo posible.

autismo juegos

Al final, lo más importante es no ignorar las señales y buscar la orientación adecuada lo antes posible. La intervención temprana no solo ayuda a los niños a alcanzar su máximo potencial, sino que también les ofrece un futuro lleno de oportunidades. Un diagnóstico, lejos de ser una limitación, es una herramienta que nos permite comprender mejor las fortalezas y las áreas que necesitan apoyo, permitiendo una intervención más efectiva.

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