Para los adolescentes, las salidas con sus amigos/as se hacen más frecuentes y para los niños/as las actividades también. No obstante, la clave de la mayoría de los padres es ¿qué hago? ¿Les dejo que salgan o mejor que se quede con nosotros todo el rato? Hace unas semanas os hablamos de cómo escoger la actividad adecuada de tu hijo/a, no obstante, el verano es muy largo y por mucho que quieras evitar batallas, aparecen muchas que definirán tu relación con tu hijo/a y que son importantes que se hablen. Las salidas ya sean acompañadas de un adulto o por ellos mismos, hace que tengamos que pensar en aspectos como móvil si o no, hora de llegada y salida, con quién van, qué hacen… ¿Qué baremo puedes utilizar?¿Le dejas que hagan todo porque han aprobado? O peor aún ¿por qué lo hacen los demás? A veces, estar todo el rato diciendo que “no” puede ser agotador para ti y frustrante para tu hijo/a. No obstante, decir que “si” cuando va en contra de lo que quieres inculcar a tus hijos/as es peor. Aquí te decimos que conseguirás si eres de los que eres más permisivo/a o más controlador/a: ¿Y por qué tiene que ser algo que tenga que ser blanco o negro? Por mucho que tú y tu pareja tengáis las cosas claras, cada generación es diferente y tenemos que ir adaptándonos. Es importante fijarse un objetivo: ¿esto tiene que ver con quién tiene razón? ¿o con acompañar a tu hijo/a en su autonomía? Para fomentar la autonomía, la creatividad, la resolución de conflictos, la relación con los otros es básico que ellos/as tomen sus propias decisiones pero siempre con unos límites en los que tanto vosotros como tus hijos estéis de acuerdo. Imponer tu criterio constantemente o controlar una forma de pensar, no va a hacer que seáis más felices. Por eso, hoy te damos 3 claves que deben guiar tus decisiones: 1. Tómate tu tiempo. Pocas veces se habla como pareja sobre la posición que cada uno tiene y los límites que no se van a cruzar llegando a una solución. En el estudio, los padres y madres tienen claro por separado sus prioridades, pero cuando se ponen en común, no tienen nada que ver y a pesar de que ha sido un tema que han hablado hasta la saciedad nunca han llegado a tomar una decisión. Por ejemplo, “prefiero que mi hija salga por la tarde con sus amigas hasta las 21.00”, “¿Ah sí? A mí me parece demasiado tarde prefiero que invite a sus amigas a casa y hagan una fiesta de pijamas”. ¿Así que al final que suele pasar? Que o hace las dos cosas por vuestra falta de acuerdo o se queda sin ninguna de ellas. 2. Hacer frente común. A veces parece más sencillo tomar la decisión uno mismo, pero si no eres capaz de ponerte de acuerdo con tu pareja, difícilmente lo podrás hacer con tu hijo/a.Recuerda que la educación es conjunta y cualquier grieta que exista entre ambos, tu hijo/a la va a tratar de aprovechar y eso será un motivo de discusión aún peor para ti y tu pareja. Así que tomar una decisión y ser un bloque. 3. Ni para tí ni para mí. No se trata de convencer al otro de que está equivocado/a, sino de llegar a una solución en la que ambos estéis cómodos/as. Una vez que lo tengáis claro, llegará la hora de ponerse de acuerdo con tu hijo/a y para eso tendrás que volver a ceder tanto tu hijo/a como vosotros en ciertos aspectos, es importante que en cada negociación tu hijo se vaya con la sensación de que ha ido adquiriendo algo más de libertad. Estas son algunas de las cosas que nosotras hacemos en el estudio, y tú ¿cuántas discusiones sin solución han sido sobre la educación de tus hijos/as?¿cómo te pones de acuerdo con tu pareja? Nos encantará leer tus experiencias y contestarte a tus preguntas.]]>
Cómo el control o la libertad no te dará la clave en tus problemas
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