Para la mayoría es un alivio que comience y para otros es una fuente de los mismos problemas que te agobian año tras año. Por eso, cada vez que empieza un nuevo año nos proponemos cambiar todas las cosas que no nos gustan y justamente por eso, la motivación solo nos dura una semana. Hay tantas cosas que nos gustaría cambiar y tan poco el tiempo que tenemos… Que al final decidimos dejar todo aparcado. Así que vamos a renovar esa motivación antes de que decaiga con tres infalibles consejos:
- Adáptate poco a poco a la rutina. Desde que la semana empezó, parece que la rutina debería haber instaurado en tu casa de forma inmediata. Sin embargo, ni tu puedes cambiar el chip ni tu hijo tampoco. Después de reyes ha tenido 3 días para jugar con sus regalos, pero es normal que quiera seguir disfrutando de ellos y que no sea tan disciplinado como cuando empezaron las navidades. Así que aunque la disciplina sea la misma ¿por qué no aprovechar que tiene menos carga de trabajo para aumentar el tiempo de juego? Siempre tendrás tiempo de ir disminuyéndolo a lo largo de la semana, pero no se lo quites de golpe. Conozco muchos padres que si ven que no tienen mucho que estudiar, le ponen ellos tarea extra en forma de cuadernillo (reutilizan los del verano). En vez de eso, refuerza de manera divertida aquello que le costó el trimestre anterior. Por ejemplo, utiliza juegos que conoces como el ahorcado o el tabú para ampliar el vocabulario.
- Haz que tus propósitos se cumplan. Eres más consciente de los errores del año pasado, así que vete modificándolos uno a uno y no todos de golpe. Parece algo evidente pero cuando los padres llegan al estudio siempre traen una larga lista de deseos par cambiar y siempre les digo que las cosas a fuego lento se cocinan mejor. Así que deja de tener pensamientos negativos sobre que es tarde o que le arruinarás el curso y actúa. Para ello por en práctica mi regla del 3 creciente.
Haz una lista de todas las cosas que te gustaría cambiar y ahora escoge solo tres de ellas:
- La primera debe ser una que sepas que puede conseguir porque a veces lo ha hecho con anterioridad, aunque no se ha convertido en rutina. Por ejemplo, hacer los deberes él solo o comer de forma autónoma.
- La segunda es una tarea que la sabe hacer aunque le cueste. Por ejemplo, hacer los trabajos que le mandan en clase sin estar pendiente de ello o lavarse los dientes sin ayuda.
- La última es un reto más complejo y es que sea algo que te gustaría lograr aunque ves que es difícil. Por ejemplo, estudiar solo y tú solo acompañándolo en el estudio u ordenar su cuarto.
Aprovecha ese parón para introducir esos tres cambios y ten un margen de 2 semanas para ver cuales de ellos has logrado. Recuerda que una rutina no se consolida hasta pasados 3 o 4 semanas.
- Organiza el tiempo desde ahora mismo. La mayoría de los niños que vienen al estudio no saben cómo organizarse, por eso, cada trimestre escolar empieza de la misma forma: analizando fallos y planificando el mes. Aunque puede parecer repetitivo, es importante volver a ubicarse en dónde estamos y hacia dónde queremos ir. Lleva unos 20 minutos como mucho, pero permite que tu hijo se centre. Si ya lo hizo contigo el anterior trimestre lo mejor es que vuelva a revisar el horario pero esta vez él solo. Por regla general, el segundo trimestre es más difícil que el anterior y la estrategia debe cambiar, sobre todo si ha habido algún suspenso o alguna asignatura que no haya conseguido la nota que esperaba.