Nuestra forma de alimentarnos va cambiando, cada vez somos más conscientes del tipo de comida que comemos o de lo procesados que están los productos que compramos. Por ello es normal que queramos que nuestros hijos/as se alimenten de forma adecuada y sana. Pero… ¿Qué ocurre cuando no están por la labor y no quieren probar alimentos nuevos? Es normal que entre los 2 y 4 años los niños/as rechacen la toma de nuevos alimentos, ya que a esta edad ya tienen marcadas sus preferencias y pasan por una etapa en la que suelen rechazar algún tipo de alimento por su aspecto o semejanza con otro que no les guste.
Claves para introducir alimentos nuevos en la alimentación de tu hijo/a
La mejor opción, es introducirles una alimentación variada a partir de los 6 meses que ya pueden masticar alimentos sólidos. Pero si ya llegamos tarde y nuestro hijo/a mas mayor se niega a tomar verduras, pescado o fruta entre otros, lee atentamente las cinco claves que te traemos.
Clave 1: Tú eres el/la mejor modelo
Somos unos referentes en la vida de nuestros hijos/as, por lo tanto si queremos introducir un nuevo alimento o que nuestro hijo/a coma más sano, tenemos que dar ejemplo e introducir ese tipo de alimentación en nuestro día a día. Evita ciertos comentarios, ya que los niños/as pueden copiar nuestras conductas y expresiones verbales.
Clave 2: Buscar la hora de la comida a la que podáis dedicar más tiempo
No podemos introducir un alimento nuevo cuando tenemos prisa por acabar de comer para irnos a cualquier lado. Esto va a llevar un tiempo, además de paciencia. Siempre os recomendamos que la hora de la comida sea un rato de disfrute para la familia, sin televisión, ni aparatos electrónicos. Un tiempo para compartir conversaciones, anécdotas y tener una atención plena hacia la comida, disfrutando de los olores, texturas y sabores.
Clave 3: Se comprensible. No fuerces
Para tu hijo comerse un trozo de brócoli, puede significar lo mismo que para ti comerte el ojo de un pez. Muchas veces sin haber probado un alimento, generamos cierto rechazo por su aspecto o semejanza a algo parecido que no nos gusta.
¡Paciencia y Comprensión! Ponte en su lugar, que te cuente por qué no le gusta, quizás tenga una idea errónea del mismo. Sobre todo no obligues a que lo coma por la fuerza. La razón es muy sencilla, psicológicamente podemos desencadenar una nausea o vómito al comer algo que sabemos que no nos va a gustar. Si nuestro cuerpo asocia esa nausea o vómito con la comida que se nos obliga a comer, tendrá lugar un aprendizaje aversivo, es decir, cada vez que veamos ese alimento o lo intentemos comer nuestro cuerpo responderá con vómitos y nauseas. Como puedes ver, obligar a alguien a comer algo no es la mejor opción ¿Entonces cómo puedo hacer? Para eso te traemos la siguiente clave.
Clave 4: Introduce alimentos nuevos junto con alimentos que le gustan
Si le ponemos un plato rebosando de un alimento que se niega a tomar, ten por claro que la negativa va a ser aún mayor. Es importante tener en cuenta el tema de las cantidades, igual para ti la cantidad del plato es adecuada y para tu hijo/a es equivalente al tamaño de un caldero.
La estrategia que te damos, es introducir en el mismo plato un alimento que le guste mucho, con otro que odie, este segundo en pequeña cantidad.
El primer día no hace falta que lo pruebe, con que lo tolere en el mismo plato ya nos sirve, luego iremos enmascarando el sabor del alimento que odia con el que tanto le gusta.
La idea es ir aumentando la cantidad del alimento que odia y disminuir la del alimento que tanto le gusta. Si esto no funciona, otra opción es, que por cada pequeña cantidad de alimento nuevo que tome, darle a continuación de forma inmediata una pequeña cantidad de un alimento que le guste mucho y de igual forma ir variando las cantidades.
Si no eres capaz y aún se sigue negando, te recordamos que cada persona tenemos nuestros gustos, quizás puedas probar con otra variedad de ese alimento(en vez de brócoli, coliflor) u otra forma de cocinado(en vez al vapor a la plancha).
Clave 5: Reforzar cualquier aproximación
Es importante reforzar de forma verbal o conductual (besos, caricias, reconocimiento delante de otras personas…) cualquier aproximación que realice por pequeña que sea. Igual para ti comer un gajo de una naranja es algo muy sencillo y para tu hijo/a es un gran triunfo. No desprestigies los pequeños logros, cada paso que da está más cerca de conseguirlo.
Si los problemas en la alimentación persisten durante mucho tiempo, consulta con un especialista, un logopeda o nutricionista. Quizás pueda haber problemas de integración sensorial, y tiene una sensibilidad muy elevada a aciertas texturas, sabores u olores. Cuéntanos cómo te ha ido y te asesoraremos de forma especializada en cada caso.