adolescencia, a veces un hijo rechaza totalmente a uno de los padres sin un motivo aparente. Al principio los problemas pueden comenzar porque el hijo no es capaz de expresar cómo se siente ni hablar de aquello que le preocupa (ni cuando era adolescente ni antes) y cuando hay alguna norma con la que no está de acuerdo siente que le tratan como a un niño pequeño  porque no le dejan la libertad quiere o porque creen que no lo entienden, pero con el tiempo a medida que las discusiones se agravan y las tensiones aumentan, se crea un ambiente de tristeza, apatía, rencor y rabia en el que es difícil romper el círculo porque el adolescente se vuelve poco comunicativo, desconfiado y solo. Todo eso acaba afectando a todos los ámbitos de la vida desde el personal hasta el escolar y sienten que no tienen salida.   En general, mucha gente piensa que trabajar con adolescentes es difícil. Quizás no les falte razón, pero se les olvida decir que trabajar con adolescentes es tremendamente gratificante. Con la protagonista de la historia de hoy, al principio fue complicado, apenas me miraba a los ojos y siempre se escondía tras su enorme melena. No había hablado nunca ¡ni ganas que tenía de hacerlo! Había estado toda su vida en silencio y no quería empezar a ahora y menos a hablar con una desconocida, sin embargo, sus padres no consideraban lo mismo. Sesión tras sesión y a su ritmo fui descubriendo en ella a una chica con una enorme sensibilidad y creatividad sobre todo en la pintura. El mundo se estaba perdiendo un verdadero diamante en bruto y era hora de empezar a que ella fuera consciente de ello. El miedo, las inseguridades, sus complejos, la negatividad llevaban demasiado tiempo siendo los protagonistas de su vida. Conseguir que dejara de encerrarse en ese mundo oscuro fue complicado y motivarla para que no abandonara los estudios también. Aunque tenía carácter y trataba de tener una distancia considerable conmigo, siempre voy a recordar aquella sesión en la que por primera vez me sonrió y me dio un abrazo o ese momento en que me hizo partícipe de su vida sin tabúes o lo que me ayudaba a ayudar a algún chico o chica cuando veía que necesitaba ayuda. Ponerla en un grupo era garantía de éxito porque integraba a todo el mundo.   Cada vez que en el estudio suena alguna de las canciones en las que hacíamos coreografías la echo de menos y la veo el primer día cuando bailamos (ella muerta de vergüenza y pensando porque su psicóloga estaba bailando) y es que la música alegra los corazones y es preciso romper estereotipos. Darle el alta fue una decisión difícil, pero como siempre digo en el estudio, en Ayudarte no hay rehenes. Cuando una persona está preparada y ha superado sus problemas debe irse y ella no podía ser menos. Os dejo con su historia:   “El primer día que fui no sabía dónde meterme, no era capaz de pronunciar ninguna palabra, la verdad que siendo sinceros iba un poco obligada. Gracias a Nuria me fui soltando poco a poco y aprendí muchas cosas nuevas como técnicas de estudio y saber llevar mi vida personal mejor, ya no tenía ese miedo del principio, sino que ir ahí se convirtió en algo divertido gracias a nuestros bailes y sus respectivas canciones, los juegos y las fichas tenían su función.   Todo eso, me enseñó a confiar más en mí misma y descubrió facetas que ni yo sabía que tenía. Podíamos hablar de cualquier cosa y eso ayudó a que pudiera abrirme a alguien como nunca antes había hecho. Nunca podré dejar de agradecerle lo mucho que me apoyó y cada vez que la veo me dan ganas de darle un enorme abrazo como los que nos solíamos dar, ya fuese llorando o riéndonos.” Y ahora me encantaría que me contaras tus dudas ¿te sientes identificada con este adolescente? ¿tu hijo o tú habéisspasado por alguna situación similar? ¿cómo ha sido tu experiencia acudiendo a un psicólogo? ¡Anímate a dejarme un comentario más abajo!]]>

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